Más bien puede decirse que las complica. Todo esto produce en los paisanos un cierto desasociego: uno recorre la vida buscando alguna verdad y apenas se encuentra señales confusas. De lo absoluto, ni la sombra.
Así, de tanto andar entre fantasmagorías, algunos pensadores llegaron a sopechar que el propósito final del universo es el engaño. Sin embargo, conviene imaginar lo espantosa que sería la vida sin la existencia de asuntos dudosos. Un mundo con respuestas para todo sería también un mundo sin preguntas. Y también sin esperanzas, ni sueños.
En otras palabras: es sólo en el terreno de la incertidumbre donde nos está permitido macanear libremente.
Alejandro Dolina - De Angeles y Fantasmas
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